Mindfulness es una filosofía de vida que incluye opcionalmente la meditación basada en los principios de la ciencia, es decir, desvinculada de creencias religiosas.
El Mindfulness te ayuda a orientar tu foco atencional, y por tanto a estar en el AQUÍ y en el ARA, evitando la depresión que comporta pensar siempre en el pasado, o la ansiedad que se deriva de estar en el futuro.
Hemos traducido Mindfulness como “atención Plena” y es correcto si pensamos que partimos de aquí, de volver a los sentidos, “observar” lo que sentimos ralentiza la zona cerebral asociada a la distracción mental y ya no nos preocupamos tanto por lo que va a pasar después.
Quizás ya te has dado cuenta, Nuestra mente siempre está en movimiento, a este hecho los orientales lo llaman “la mente de mono” porque al igual que los simios, nuestros pensamientos van saltando de rama en rama, de deseo en deseo, de preocupación en preocupación… y cuando no estamos saltando, ponemos el “piloto automático” y ni nos damos cuenta conscientemente de cosas importantes que ocurren alrededor.
Pero la actividad de nuestra mente no es la totalidad de lo que somos. Cuando surge esta metacognición o capacidad de auto-observar los propios contenidos de la mente, se disuelve el piloto automático finalmente.

El Mindfulness busca calmar la mente primordialmente, pero esto es sólo la punta del iceberg. Cuando aprendemos a calmarla, ante nosotros se abre un nuevo mundo por explorar, o mejor dicho por explorarnos y una oportunidad para conocernos de verdad.
Así que atendiendo a nuestros sentidos calmaron la mente y después en las siguientes fases, aprenderemos a ver la vida de otra manera. Esto no quiere decir que nos convertimos en una especie de monjes aburridos proyectando el amor incondicional por todas partes… podríamos, sí.. pero no es necesario, ni siquiera hace falta que meditemos, pero sí familiarizarnos en el acto de mirar hacia adentro, cerrar los ojos y mirarnos de verdad por primera vez de forma honesta, en silencio, sin ningún estímulo externo y empezar a saber quiénes somos, qué queremos y cuál es nuestra misión, si es que la tenemos.
Hay muchas cosas que no podemos cambiar, como el dolor o la pérdida, pero sí podemos darnos cuenta de cómo reaccionamos o respondemos a todo lo que nos pasa y desarrollar así estrategias para cambiar la relación que tenemos con nuestras circunstancias.
Resumiendo, lo que es realmente liberador de esta filosofía, es que se consigue un profundo estado de conciencia durante buena parte de nuestra vida cotidiana. Saber cómo nos sentimos interiormente, identificar nuestros estados sin ser dirigidos por ellos, es totalmente indispensable para ser feliz, por ejemplo, en un momento dado puedes sentir rabia como reacción a algún hecho, esa sensación en cuestión de según puedes traducirla en un comportamiento sin control que puede causarte dolor a ti ya los seres queridos que te rodean, o bien, puedes decidir, desde la plena conciencia, escoger un comportamiento más sano y constructivo.