Pautas para una Nutrición inteligente (Parte III)

¿Por qué es tan importante nutrirnos bien? ¿Tenemos alguna otra forma más de influir en nuestro organismo? aparte de evitar hábitos tóxicos, claro, cómo fumar o consumir alcohol con frecuencia… pues no, el resto no depende de nosotros, cada vez es más demostrable científicamente que unos buenos hábitos nutricionales e incluso unos pensamientos positivos pueden cambiar nuestra predisposición genética.

Cuando uno tiene una enfermedad grave debe ir al médico y debe seguir el tratamiento que éste le aconseje, quizás incluso no hace falta que sea tan grave… pero no podemos subestimar el poder de los nutrientes, no sólo sus funciones preventivas sino también las curativas.

El organismo puede funcionar mal por falta de algún elemento (vitaminas, minerales…) que sólo podemos conseguirlo ingiriendo los alimentos adecuados. A veces el problema se origina en el intestino por tener una microbiota en desequilibrio, cada vez hay más estudios que demuestran que este desequilibrio está relacionado con un montón de enfermedades físicas y mentales.

Cuando las personas tenemos momentos psicológicos complicados y algunas deciden acudir al psicólogo es importante saber el estado del organismo y cómo éste puede estar influyendo en nuestra ansiedad, depresión, agresividad o pensamientos negativos. Si los órganos depuradores (hígado, riñones..) están colapsados ​​es probable que nos provoquen malestar psíquico, por tanto, facilitarles el trabajo sería el primer punto a tener en cuenta. En estos casos es aconsejable acudir a la fitoterapia con productos como el Diente de León o el Card mariano.

El segundo paso importante es saber si nuestro organismo absorberá todos estos nutrientes que le ayudarán a sentirse mejor física y anímicamente, y por ello debe fortalecerse la microbiota intestinal de la que hablábamos. Un buen equilibrio en la composición de las bacterias que se encuentran en el intestino es la clave de la felicidad, según explican los expertos, pero conseguir ese equilibrio en esta parte del cuerpo es complicado porque es donde confluyen la mayoría de sistemas que regulan nuestro organismo, el sistema nervioso, endocrino, inmunológico, etc.. lo más sencillo para intentar mejorar este aspecto sería tomar suplementos probióticos o bien comer alimentos fermentados como el Chucrut, el kéfir, el Kimchi o el Te Kombucha.

Y en tercer lugar, pero no por ello menos importante, elegiremos buenos alimentos y los comeremos con atención plena (Mindfulness), sin prisa, siendo conscientes de lo que estamos ingiriendo y tratando bien nuestro aparato digestivo. Entre estos alimentos saludables, hay muchos que además poseen una propiedad extra que nos pueden ayudar en aspectos específicos de nuestra salud. En mi despensa siempre encontraremos, por ejemplo, limones, brócoli, aguacates, remolacha, granadas, cebollas, jengibre, setas xiitake, zanahorias, apio, uva, frutos secos, sésamo, pipas de calabaza, copos de avena, pescado azul de pequeñas dimensiones y huevos, ya poder ser, todo ecológico o de Km 0.

El ejercicio físico es también un pilar importante de nuestro bienestar, actividades frecuentes y moderadas como el yoga también ayudan a relajarnos, a ser más conscientes de nuestro cuerpo ya mantener un buen tono muscular.

Existe una disciplina que integraría el estudio de todos estos aspectos y que cada vez se está demostrando más su eficacia como apoyo a la medicina alopática, es la PNIE (Psiconeuroinmunoendocrinología). Siempre se ha analizado el cuerpo humano de forma segregada y en cambio todos los sistemas son interdependientes y debe tenerse en cuenta con la misma importancia. El estrés o la depresión, trastornos aparentemente mentales, condicionan de forma extrema el sistema hormonal y las defensas del cuerpo frente a otras enfermedades físicas, y viceversa. como decía un sabio romano en el siglo I, “mens sana in corpore sano”.

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